jueves, 10 de septiembre de 2015

Probamos el nuevo Mazda MX-5... y no nos quitamos la sonrisa de la cara

Antes de empezar con la prueba del Mazda MX-5 2015 (ND), ahí va una confesión: es la primera vez que termina una presentación de un modelo que me causa una buena impresión, dejo pasar los días para enfriar las ideas antes de lanzarme al teclado... y soy incapaz de borrarme la sonrisa de la cara. ¿Puede un tipo como yo enamorarse de un coche como el MX-5? Parece ser que sí.
Han sido ya 947.999 personas las que han tenido un crush por el Miata como el que tengo yo ahora. Un tercio de ellas las encontramos en Europa. Desde 1989, el Mazda MX-5 es una máquina de hacer sonrisas. No lo conciben de otra manera en Hiroshima, y el padre del modelo, Nobuhiro Yamamoto, es muy consciente del efecto que su retoño causa en los demás. Las claves, ya lo sabemos, no están en los grandes artificios sino en irse a la esencia de todo: Jinba Ittaiel jinete y su montura, unidos.
Si cuando diseñamos un coche partimos de una posición de conducción realmente cercana al chasis, y luego construimos lo demás alrededor del conductor, estaremos sentando una buena base para que el resultado final sea ágil y divertido de conducir. Puro Jinba Ittai. Palabra de Mazda . Si además tenemos una carrocería de 1.090 kg y un motor que como poco entrega 131 CV —y ya no hablemos de la versión mayor, con 160 CV—, el resultado es exactamente ese que podemos estar pensando todos. Una relación potencia / masa delirante, e inercias... las justas. Nada más que declarar.
¿Se entiende mejor ahora esa sonrisa que no se me quita de la cara? Pero no todo está en darle caballos al Miata. También los trabajos realizados en el chasis y en la suspensión contribuyen al buen comportamiento de este cuarto MX-5. En resumen, se ha aligerado la suspensión, y se le ha añadido al subchasis trasero una estructura de apoyo que aumenta la rigidez. Además, se ha aumentado el ángulo de avance para reducir el riesgo de subviraje, a la vez que se han recolocado los brazos traseros de la suspensión para mejorar el control en el paso por curva.

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