AHORA que los malos tiempos parecen haber quedado
definitivamente atrás, Suzuki pone, por fin, buena cara. El estado de ánimo
optimista generado por la recuperación de las ventas inspira a los diseñadores
de la firma japonesa en esta entusiasta reedición del S-Cross. La puesta al
corriente confiere al SUV ligero una estética más elocuente y atractiva, además
de mecánicas gasolina competitivas. También lo es su precio.
La nueva entrega aplica otra vuelta de rosca a la segunda
generación de un automóvil que debutó en 2006. Aquel proyecto original, que
contó con la colaboración de Fiat, desembocó hace tres años en otro en
solitario, bastante más elaborado. Es el que ahora cobra nuevos bríos gracias a
la habitual revisión de imagen y contenidos. El objetivo es escoltar al Vitara
en el cortejo a la clientela proclive a los turismos contagiados de
todoterreno. Para seducirla oferta, además de un precio tentador, cinco años de
garantía.
Este S-Cross que ya está en los concesionarios se distingue
claramente de su antecesor inmediato por múltiples detalles en su contorno y
por progresos en su gama motriz. El salto cualitativo comienza por el
envoltorio. Desde el punto de vista estructural, el vehículo es, en esencia,
idéntico al de 2013. De hecho, repite la hechura con leves modificaciones:
mantiene los 4,3 metros de largo y los 2,6 de batalla, gana 2 centímetros de
ancho, rebajando 1,5 la distancia al suelo y 1 la altura. Sigue siendo, por
tanto, un coche adecuado para que viajen cuatro o cinco ocupantes (tiene 430
litros de maletero).
Las diferencias o mejoras de esta remesa obedecen a una
puesta en escena algo más ambiciosa y refinada. Una parrilla un poco más
prominente y mucho más vistosa anuncia un goteo de pequeñas modificaciones que,
repartidas por todo el perímetro del coche, lo sacan del anonimato y confieren
un estimable empaque. La lista incluye llantas y ruedas mayores, grupos ópticos
LED de nuevo diseño, paragolpes robustos, tonos de pintura modernos, etc.
También evoluciona la configuración del cuadro de instrumentos, ahora más
moderna y ergonómica, así como la calidad de los materiales empleados en su
confección. Ese cúmulo de retoques convierte al S-Cross en un producto más
sugestivo.
También lee: Hyundai Sonata hibrido
Suzuki S-Cross y sus tres modelos
La estampa no es lo único que progresa en el modelo de
Suzuki. El constructor oriental vuelve a sorprender gratamente con una oferta
de motores a gasolina renovada; el de gasóleo (1.6 de 120 CV) recibe solo una
puesta al día para mantener cualidades. El anterior propulsor de gasolina (1.6
de 120 CV) desaparece para dejar sitio a dos motores Boosterjet
sobrealimentadas: un tres cilindros 1.0 de 111 caballos y otro 1.4 de cuatro
cilindros con 140. Ambos aventajan en prestaciones, consumos y sostenibilidad
al que se jubila. Lo hacen tanto asociados a transmisión manual como a la nueva
caja automática de seis marchas, a tracción delantera o al sistema 4x4 AllGrip
(se conecta automáticamente y permite elegir cuatro modos de respuesta).
El reparto del Suzuki S-Cross 2016 combina esas tres
motorizaciones con otras tantas terminaciones. Espartana y asequible, la GL
desmerece un poco ante las más costosas y mejor pertrechadas GLE y GLX.
No hay comentarios:
Publicar un comentario